Descubrí mi vocación por la docencia cuando ayudaba a mi amigo Dani a preparar el examen SAT (prueba de admisión a las universidades americanas). Un día Dani entendió un concepto en el que llevábamos varios días trabajando y me sentí muy feliz por ello. En ese momento supe que quería ser profesora de mayor. El problema era que yo ya era mayor y estaba en una carrera profesional muy diferente. Aún así decidí perseguir mi sueño, aunque tuviera que renunciar a un muy buen trabajo, volver a la universidad y confiar en que todo iba a salir bien.

Avancemos hasta el día de hoy y en la actualidad imparto diversas clases en los campos de la psicología positiva y las matemáticas. Hago que mis clases sean entretenidas a través de varias metodologías centradas en el estudiante, tales como el aula invertida y el aprendizaje interactivo basado en juegos. Me encanta preparar clase y me esmero por hacer comprensibles y divertidas ciertas asignaturas que normalmente son complicadas. Independientemente de si las clases son presenciales o virtuales, pongo mucho empeño en diseñar actividades para que, durante cada sesión, los alumnos entiendan y asimilen conceptos difíciles de manera amena.

Utilizo mis fortalezas de creatividad, amabilidad, entusiasmo y (quiero pensar) humor para dar clases prácticas y divertidas. Me gusta mi trabajo tanto que, casi siempre, cuando vuelvo a casa de la universidad, pongo la música a todo volumen en el coche y canto a todo pulmón celebrando mi satisfacción y felicidad.